sábado, 7 de junio de 2008

sábado, 31 de mayo de 2008

EL PRESIDENTE BELIZARIO BETANCURT



El presidente: Belisario Betancourt
TOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA



Fuente: Caracol
Abogado, político conservador y presidente colombiano (Amagá, Antioquia, febrero 4 de 1923). Hijo de Rosendo Betancourt y Ana Otilia Cuartas, Belisario inició sus estudios en la vereda El Morro de la Paila, donde nació, y luego los continuó, becado, en el Seminario de Misiones de Yarumal. Se graduó de bachiller en 1941 y de doctor en Derecho y Economía en 1947, con la tesis "El orden público económico", de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
También recibió el grado de Doctor honoris causa en Humanidades de las Universidades de Colorado y Georgetown (Washington). En 1945 contrajo matrimonio con Rosa Helena Alvarez, con quien tiene tres hijos: Beatriz, odontóloga; Diego, ingeniero y agrónomo; y María Clara, abogada. Fue diputado a la Asamblea de Antioquia (1945-1947); representante a la Cámara por Cundinamarca en 1950, y luego por Antioquia; miembro de la Asamblea Nacional Constituyente entre 1953 y 1957, donde proclamó que el presidente constitucional era Laureano Gómez y no Gustavo Rojas Pinilla; ministro de Trabajo en 1963, durante el gobierno de Guillermo León Valencia; y creador de la Asociación Nacional de Institutos Financieros (ANIF), de la que fue primer presidente, cargo que ejerció durante un año.
Permaneció en España durante dos años como embajador de Colombia, y allí tuvo también la representación diplomática ante los países árabes.
Fue candidato a la Presidencia en 1970 y en 1978. Finalmente, el 30 de mayo de 1982 fue elegido presidente de la República, con 3 168 592 votos, hasta entonces la mayor votación en la historia del país. Siendo presidente, impulsó el Grupo de Contadora por la paz en Centroamérica, labor que le valió el Premio de la Paz Príncipe de Asturias en España. Betancur inició la apertura democrática en el país, con la incorporación de los principales grupos y movimientos armados a la vida civil; promovió la vivienda «sin cuota inicial», la universidad «abierta y a distancia», la campaña Camina, orientada a la alfabetización masiva, y la amnistía tributaria.
Durante su gobierno se aprobó la ley sobre elección popular de alcaldes; reformas a los regímenes departamental y municipal, al Congreso y a la justicia; el estatuto de televisión; la ley de los días festivos suprimidos o trasladados a lunes; y el nuevo Código Contencioso Administrativo. Se promulgó el estatuto básico de los partidos y comenzó la exploración y exportación de carbón de El Cerrejón Norte, y la emisión de los canales regionales de televisión como Teleantioquia y Telecaribe.
Paralelamente a su carrera política, Betancur ha ejercido el periodismo y la docencia. Cuando terminó su carrera de abogado escribió en El Colombiano, La Defensa, Jerarquía, Semana, y llegó a ser director de El Siglo. En asocio con Luis Carlos Ibáñez y Fabio Lozano Simonelli, fundó la editorial Tercer Mundo. Autor de numerosos libros sobre educación, economía, política y sociología, se destacan: Base para un gobierno nacional, Colombia cara a cara (1961), El cruce de todos los caminos (1963), El viajero sobre la tierra (1963), El rostro anhelante (1966), Imagen del cambio social en Colombia (1966), A pesar de la pobreza (1967), De la miseria a la esperanza, La ayuda externa (1970), Desde el alma del abedul, Despierta Colombia (1970), Populismo (1970), Desde otro punto de vista (1975), La otra Colombia (1975), Dinero, precios, salarios (1975), Cristo del desarrollo, El muro antes cegado, Cambio, planes y propuestas del Movimiento Nacional, Cambio, cambio, Sí se puede (1982), El compromiso de la paz: informe al Congreso de Colombia 1982-1986 (1986), El homo sapiens se extravió en América Latina (1990) y El lenguaje como expresión de la historia de Antioquia (1991), entre otros. También ha escrito cuentos como Agua linda, Media vuelta a la derecha, y El viajero sobre la tierra, en prosa y verso.
Es miembro del Consejo Pontificio de Justicia y Paz; de las Academias Colombianas de Historia, de Jurisprudencia y de la Lengua; y de la Comisión Suramericana de Paz, coordinador de las ediciones emblemáticas del v Centenario; se ha desempeñado como presidente de la Fundación Santillana para Iberoamérica, con sede en Bogotá; de la Comisión de la Verdad en el proceso de paz de El Salvador; del grupo ministerial "1992", año de la Salud de los Trabajadores de América Latina v el Caribe; y de la oficina Panamericana de la Salud en Washington; y como vicepresidente del Club de Roma para América L

martes, 20 de mayo de 2008

FOTOS


REGIMEN POLITICO

Por Régimen político se entiende el conjunto de las instituciones que regulan la lucha por el poder y el ejercicio del poder y de los valores que animan la vida de tales instituciones. Las instituciones por un lado constituyen la estructura organizativa del poder político, que selecciona a la clase dirigente y asigna a los diversos individuos comprometidos en la lucha política su papel. Por otro lado las instituciones son normas y procedimientos que garantizan la repetición constante de determinados comportamientos y hacen de tal modo posible el desempeño regular y ordenado de la lucha por el poder y del ejercicio del poder y de las actividades sociales vinculadas a este último. Naturalmente la estructura del régimen, es decir el modo de organización y de selección de la clase dirigente, condiciona el modo de formación de la voluntad política. En consecuencia el empleo de ciertas instituciones, es decir el empleo de determinados medios para la formación de las decisiones políticas condiciona los fines que pueden ser perseguidos: la elección de un régimen implica ya en términos generales la elección de determinados valores. El nexo entre estructura del régimen y valores se entiende, sin embargo, en el sentido de que la elección de un régimen implica de por sí límites a la libertad de acción del gobierno y en consecuencia la elección de una política fundamental, cuyas expresiones históricas pueden ser (y de hecho lo son) sensiblemente contrastantes entre sí, si bien orientadas por los mismos principios generales. Como lo demuestra el ejemplo de Gran Bretaña, la izquierda y la derecha, alternándose regularmente en el poder, imprimen al gobierno cada vez una dirección política compatible no obstante con el mantenimiento del régimen.
LA TIPOLOGÍA DE LOS REGÍMENES POLÍTICOSHasta una época relativamente reciente se hizo uso de una tipología de los r. políticos heredada de Aristóteles, la cual distinguía la monarquía, o bien el gobierno de uno solo, la aristocracia, o bien el gobierno de pocos, la democracia, o bien el gobierno de todos. A cada una de estas formas puras, según Aristóteles, corresponde una forma corrupta: la tiranía, la oligarquía, la demagogia. En las formas puras el gobierno es administrado en interés general, en las corruptas en interés de quien detenta el poder. El criterio sobre el que se funda esta clasificación (el número de los gobernantes) es totalmente inadecuado para captar en su esencia la variedad de los r. políticos. Aun cuando la investigación de Aristóteles está dirigida constantemente a destacar las condiciones reales de las que dependen las diferencias entre los diversos regímenes y aun cuando los resultados de tal investigación contienen a menudo intuiciones en última instancia de carácter sociológico, el criterio sobre el que se funda su clasificación de las formas de gobierno no tiene en cuenta el hecho, demostrado por la teoría de la clase política, de que el gobierno siempre es detentado por pocos. En efecto, en el régimen monárquico y en el tiránico nunca es una persona sola quien detenta el poder, sino un grupo. Así, en el régimen democrático que tenga dimensiones más amplias que las de la ciudad-estado, no es el pueblo quien gobierna sino sus representantes.
Montesquieu se aleja de la clasificación tradicional porque funda la distinción entre república, monarquía y despotismo no únicamente en un criterio numérico, sino en la combinación de dos criterios que él define como "naturaleza" y "principio" del gobierno. La naturaleza del gobierno depende del número de detentadores del poder (en la república todo el pueblo o una parte de él detenta el poder, en la monarquía y en el despotismo el poder está en manos de uno solo) y del modo de ejercicio del poder (en la monarquía el soberano gobierna sobre la base de leyes fijas y estables, en el despotismo gobierna sin leyes y sin reglas). El principio del gobierno es la actitud que anima al pueblo en su existencia concreta. La república se funda en la virtud, la monarquía en el honor, el despotismo en el miedo. De este modo Montesquieu trata de identificar el nexo que subsiste entre los diversos r. políticos y su base social. Justamente a través del camino indicado por Montesquieu, es decir del estudio de las condiciones en las que se desarrolla la vida política, es posible llegar a elaborar una tipología de los r. políticos con base en factores que influyen de manera decisiva sobre su estructura y funcionamiento.
El enfoque sociológico ha contribuido, en efecto, a fundar sobre una base científica más sólida la clasificación de los r. políticos que durante mucho tiempo extrajo sus criterios principalmente de los aspectos formales de las instituciones políticas. El límite fundamental de la clasificación aristotélica y de sus variantes todavía hoy difundidas consiste en basar la distinción entre las diversas formas que la lucha por el poder asume sobre la estructura del régimen y no viceversa. En realidad la estructura del régimen no representa un dato último según el cual sea posible explicar el proceso político. El criterio pertinente que permite destacar los caracteres esenciales de los r. políticos e indicar sus tipos fundamentales está representado por la forma de la lucha política. Las diferencias entre los diversos tipos de régimen son imputadas en consecuencia a los diversos modos de conquistar y de mantener el poder, los cuales dependen de las condiciones sociales y políticas de la lucha por el poder. Los cambios en la forma del régimen derivan por lo tanto de un cambio producido en las condiciones internas e internacionales de la lucha política.
EL CRITERIO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
El materialismo histórico, en la medida en que explica el nexo de condicionamiento que liga la superestructura política a la estructura social ofrece el criterio más general de clasificación de los r. políticos, cuyos tipos fundamentales corresponden a las diversas fases de la evolución del modo de producción. Si examinamos las relaciones que subsisten entre sociedad civil y estado o, más en particular, entre un régimen y su base social, parece indudable que entre los dos factores subsiste una relación de condicionamiento recíproco. Sin embargo, sobre la base del materialismo histórico pareciera poder afirmarse que el dato social representado por la evolución del modo de producción constituye la variable independiente, aun cuando, como veremos, el dato político representado por el estado está dotado de una relativa autonomía.
Examinemos ahora los tipos fundamentales de r. político que pueden identificarse según este criterio de análisis. Mientas que en la comunidad primitiva, donde el individuo no estaba aún constituido como entidad autónoma, la propia comunidad se presentaba como la primera fuerza productiva, el modo de producción antiguo, sobre esta base, transformó a los esclavos en medios de producción e hizo de la relación patrón-esclavo la relación social dominante. En esta fase de desarrollo del modo de producción se consolidaron las desigualdades sociales y se formaron contradicciones tan profundas en el seno de la sociedad que esta última, para mantenerse, debió producir una organización, dotada de una relativa autonomía, con la tarea específica de regular los conflictos sociales. Así nació una primera forma embrionaria de estado. Las relaciones entre los hombres formaban una trama dentro de los restringidos confines del proceso de reproducción de la vida, es decir de la ciudad-estado. Y también allí donde se alcanzaron elevadas formas de convivencia política, como en Atenas, la democracia permaneció limitada al sutil estrato de los hombres libres, los cuales, gracias al trabajo de los esclavos, podían ocuparse directamente y con asiduidad de la cosa pública.
Para explicar la particularidad del desarrollo histórico de las instituciones de China, India y Egipto respecto de las de Occidente Marx introdujo la categoría del modo de producción asiático, cuyas células básicas eran comunidades de aldeas autosuficientes, que se basaban en una estructura productiva mixta de carácter agrícola y artesanal. La propiedad privada del suelo no logró afirmarse. El gobierno central se apropiaba de gran parte del producto excedente y, como contrapartida, proveía a la defensa de las comunidades y a la realización de imponentes obras públicas (vías de comunicación y sobre todo sistemas de irrigación indispensables para el cultivo de la tierra), tareas que sólo un fuerte aparato burocrático estatal podía asumir. Todas estas características explicarían la tradicional inmovilidad de las sociedades orientales, cuyo aspecto fundamental era la subordinación de la masa de los súbditos al poder central. De aquí el nombre de despotismo oriental con el cual es definido el r. político que corresponde al modo de producción asiático.
En el modo de producción feudal, como en los dos tipos precedentes, domina el cultivo de la tierra, a la cual sin embargo están encadenados los siervos de la gleba. El papel de clase dominante de la nobleza, se basa en la propiedad inmobiliaria. En la ciudad, donde se desarrolla el artesanado y el comercio, se forman las corporaciones, cuya organización análoga a la existente en el campo, se funda en la división entre maestros, mozos y aprendices. Las instituciones políticas correspondientes a esta estructura social fueron las monarquías feudales, los señoríos y las comunas libres.
Por fin la producción capitalista abrió el camino a la revolución industrial, la cual sustituyendo progresivamente las manufacturas por las fábricas, hizo emerger a la clase obrera. Aparece así por primera vez el trabajador libre como figura social dominante, a quien corresponde el trabajo asalariado como relación social dominante. En estas condiciones se hace posible la democracia representativa. Este tipo de régimen no puede funcionar y mantenerse en una sociedad (cuya base humana y territorial sea más amplia que la de la ciudad-estado) sin un cierto grado de industrialización, es decir sin condiciones sociales que hagan posible la participación política. El desarrollo de la revolución industrial, liberando al individuo del dominio de las instituciones tradicionales (los monarcas, la nobleza feudal, las iglesias...) que tendían a aislarlo del resto de la sociedad, transformó profundamente las relaciones políticas y sociales. La democracia representativa nación cuando, primero la burguesía, luego todo el pueblo, tomaron conciencia de ser los protagonistas del desarrollo social y pretendieron influir en él, participando en el control del poder.
Sin embargo, la democracia representativa no fue en todas partes el régimen que acompañó al desarrollo industrial. Uno de los resultados históricos más relevante de los regímenes fascistas, por ejemplo, fue el de barrer con los residuos feudales que impedían a la industrialización y a sus consecuencias políticas afirmarse plenamente. Por otra parte, el socialismo en la versión rusa o china parece ser el r. político más apto para ejecutar la industrialización rápida y forzada de un país atrasado. La participación política, que en ambos regímenes, cada uno por caminos diversos y con fines diferentes, es obtenida predominantemente mediante la movilización desde arriba, parece constituir sin embargo la base para el desarrollo de formas de organización política más democráticas.
EL CRITERIO DE LA RAZÓN DE ESTADO
Pero el estudio de la estructura social, o mejor dicho del modo de producción que caracteriza a una determinada sociedad, no agota el conjunto de los factores que ejercen una influencia inmediata sobre el funcionamiento real de los r. políticos y que concurren en consecuencia a explicar su estructura. La fisonomía que asumen las organizaciones estatales particulares depende también del sistema de los estados, es decir del orden de las relaciones internacionales de poder, que constituye el sector donde se manifiesta con máximo relieve el carácter relativamente autónomo de la vida política respecto de la evolución del modo de producción.
En general la anarquía internacional y el consecuente peligro de guerra constante, al cual están expuestos todos los estados, tiende a determinar la formación de estructuras políticas autoritarias, las más eficaces para afrontar la lucha con los otros estados. Pero como los diversos estados no están expuestos del mismo modo a la presión que las relaciones internacionales de poder imprimen a la forma del régimen, la diferencia entre regímenes cuya base social ha alcanzado el mismo estadio de desarrollo del modo de producción no puede ser explicada sino recurriendo al diverso papel que el estado desempeña en el sistema político internacional. Los teóricos de la razón de estado, por ejemplo, explican el florecimiento de las libertades políticas y del autogobierno local en Gran Bretaña y en Estados Unidos por la insularidad de estos estados y el autoritarismo, el militarismo y la centralización que se desarrollaron, aunque en diversos grados, en Alemania, en Francia y en Italia por la posición continental de estos estados. El estado continental, a causa de sus confines terrestres, estaba mucho más expuesto a los peligros de invasión que el insular, y por lo tanto fue obligado a crear enormes ejércitos permanentes y un régimen centralizado y autoritario capaz de realizar una rápida movilización de todos los recursos de la sociedad. El estado insular, en cambio, protegido por el mar, pudo asegurar su defensa simplemente recurriendo a la flota y pudo darse un régimen que dejaba abierto un gran espacio a las libertades individuales y a las autonomías locales.
En este punto es preciso agregar una consideración ulterior a propósito de los partidos. En el estado modernos, que se funda en la participación política de todos los ciudadanos, la sede efectiva del poder es el sistema de los partidos o el partido único, influidos por el despliegue de las fuerzas sociales y con el consenso del pueblo. La conducta de los partidos, como la de los estados, sigue la ley de la búsqueda de la seguridad y de la fuerza de su poder. La configuración del r. político dependerá por lo tanto del orden que asuman las relaciones entre partidos, es decir del sistema de los partidos. Por este motivo los esquemas de análisis elaborados por la teoría de la razón de estado fueron extendidos, más o menos conscientemente, a la interpretación de la conducta de los partidos. Duverger, por ejemplo, subrayó que, para los fines de la clasificación de los r. políticos, el tipo de sistema de los partidos tiene mucha más importancia que la fórmula jurídico-constitucional con la que a menudo son definidos. Uno de los resultados más importantes a los que llegó este tipo de análisis fue el descubrimiento de una profunda semejanza del régimen presidencial de Estados Unidos y del parlamentario de Gran Bretaña. El bipartidismo británico permite, en efecto, la elección directa del jefe de gobierno. En cambio en los regímenes parlamentarios de sistema pluripartidista de la parte occidental del continente europeo, el jefe del gobierno es designado por los partidos que se ponen de acuerdo al formar la coalición de gobierno.

CONCLUSIONES
El materialismo histórico y la razón de estado constituyen indudablemente los más importantes modelos explicativos del proceso político y ofrecen en consecuencia criterios válidos para tipificar los r. políticos. Los dos modelos son considerados a menudo incompatibles, como las corrientes político-culturales que los produjeron. Sin embargo pocas consideraciones son suficientes para demostrar, que si tomados aisladamente no logran explicar un vasto campo de variabilidad, considerados como complementarios permiten explicar correlaciones de otra manera inexplicables.
El materialismo histórico, por ejemplo, explica la relación que existe entre la industrialización y el nacimiento de los modernos estados burocráticos de dimensiones nacionales. Pero la diferencia entre la estructura rígida y centralizada de los estados del continente europeo y la elástica y descentralizada de Gran Bretaña, no puede ser explicada según una diversa estructura del sistema productivo. Lo que explica tal diferencia es un factor político (el distinto papel desempeñado por las potencias continentales respecto de la insular en el sistema de los estado, derivado del hecho de que las primeras estaban más expuestas que la segunda al peligro de agresiones) que no tiene una relación directa con la estructura del sistema productivo.
Este ejemplo parece indicar una fecunda hipótesis de trabajo para llegar a formular una tipología satisfactoria de los r. políticos. Tal hipótesis se funda en la complementariedad de los modelos del materialismo histórico y de la razón de estado, entendidos como partes de una teoría unitaria del proceso histórico. El materialismo histórico debería ser concebido como un modelo general capaz de explicar la relación existente entre una determinada fase de la evolución del modo de producción y la estructura del r. político solamente dentro de los límites de variación relevantes en el modo de producción, mientras que el campo de variabilidad no definido por el materialismo histórico sería cubierto por la teoría de la razón de estado entendida como teoría que se funda en el principio de la autonomía relativa del poder político respecto de la evolución del modo de producción

presidente turbay ayala

Julio César Turbay Ayala
(Santafé de Bogotá, 1916) Estadista y político liberal colombiano que fue presidente de la República entre 1978 y 1982. Hijo de inmigrante libanés, realizó sus primeros estudios en la escuela de los Hermanos Cristianos, en la Nacional de Comercio y en Colegio Universitario. Casi en forma autodidacta -orientado al principio por su hermana Hortensia-, se preparó en Derecho. Se casó con Nydia Quintero Turbay, con quien tuvo cuatro hijos; en 1986, después de conseguir la anulación de su primer matrimonio, contrajo segundas nupcias con Amparo Canal.
Se inició en la política como integrante del movimiento progresista de Alfonso López Pumarejo La Revolución en Marcha, al lado de Alfonso López Michelsen. Algunos de los cargos que ocupó en la política nacional fueron el de diputado a la Asamblea Departamental de Cundinamarca en dos oportunidades; representante a la Cámara (1943-1949) y presidente de la misma; senador de la República durante cuatro veces consecutivas y presidente del Senado en 1976; designado a la Presidencia de la República durante los gobiernos de Carlos Lleras Camargo y Alfonso López Michelsen.
En 1953 fue elegido miembro de la Dirección Nacional Liberal, y tres veces fue elegido director nacional del mismo. Dirigió el Ministerio de Minas y Petróleo bajo la Junta Militar que derrocó a Gustavo Rojas Pinilla (desde este cargo trabajó por el retorno a una verdadera democracia) y el de Relaciones Exteriores en el gobierno de Alberto Lleras Camargo. Fueron varias también sus actuaciones como diplomático.
En 1978 ganó las elecciones presidenciales con un programa de gobierno basado en tres principios: producción, seguridad y empleo. Algunos aspectos sobresalientes de su gestión fueron poner en marcha el Plan de Integración Nacional (PIN) con el objeto de promover la descentralización económica y el mejoramiento general de la población, dar prioridad a la energía eléctrica con las obras de Chivor II, Paipa III, la térmica de Chinú, Zipaquirá IV, etc., intensificar la explotación de yacimientos petroleros y hacer avanzar los proyectos de explotación de minas de carbón (El Cerrejón) y de níquel (Cerromatoso), la carretera hacia la costa por Bucaramanga, y buena parte de la llamada autopista Medellín-Bogotá y, por último, impulsar la construcción de aeropuertos en Barranquilla y Cartagena. En el campo internacional se aprobó el tratado que asegura los derechos de Colombia sobre el Canal de Panamá y el uso del ferrocarril del istmo, y se rompieron relaciones con Cuba (1981).
La violencia y las acciones guerrilleras aumentaron su acción durante el gobierno de Turbay Ayala a pesar del discutido Estatuto de Seguridad Nacional que promulgó al principio de su gobierno. El movimiento guerrillero M-19 robó más de cinco mil armas en el Cantón Norte de Bogotá y tomó la embajada de República Dominicana durante sesenta y un días; además, se intensificó la extorsión y el secuestro y apareció el grupo armado denominado MAS ('Muerte a los Secuestradores'), y crecieron las actividades de los narcotraficantes y contrabandistas.
Frente a estos hechos, en 1981, cambió de rumbo en su política y firmó la "ley de amnistía" para aquellos que se hubieran levantado en armas y que decidieran reincorporarse a la vida civil, aunque la medida dio escasos resultados; en ese mismo año se creó la primera Comisión de Paz que se desintegró al año siguiente. Tanto al interior del país como fuera de él, Colombia fue duramente criticada durante este período por las frecuentes violaciones a los derechos humanos. Turbay Ayala ha publicado varios libros sobre temas de gobierno, biografías y política internacional. Entre ellos cabe destacar algunos como Biografía del Libertador y sus ideas políticas; Pensamiento democrático de Julio César Turbay Ayala (1977) y Selección de obras (1988).

sábado, 10 de mayo de 2008

Presidente Alfonso Lopez.

Nació en Bogotá, el 30 de junio de 1913.
Político liberal, presidente de la República entre 1974 y 1978, Hijo del ex presidente liberal Alfonso López Pumarejo y de María Michelsen, Alfonso López Michelsen cursó sus primeros estudios en el Gimnasio Moderno de Bogotá: Luego estudió en el colegio Saint Michel de Bruselas, en el Liceo Francés de Londres y en la ciudad de Lille (Francia), donde obtuvo su título de bachiller.ecibió el título de abogado en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, con la tesis "La posesión inscrita". Después, en la Universidad de Santiago de Chile se especializó en el Código Bello; en la Universidad de Georgetown, en Washington, en Derecho Público y Constitucional; y finalmente, recibió en 1938 el título de doctor en Jurisprudencia del Colegio del Rosario, con la tesis "La posesión en el Código de Bello".El 23 de septiembre de 1938 contrajo matrimonio con Cecilia Caballero Blanco, con quien tiene tres hijos: Alfonso, Juan Manuel y Felipe. Ese mismo año obtuvo su primer cargo público, al ser elegido concejal del municipio de Engativá, junto con Alvaro Gómez Hurtado y Julio César Turbay Ayala. Su condición de hijo del presidente López Pumarejo limitó su intervención en la política colombiana; su actividad partidista y de estadista estará siempre marcada por el signo de la contradicción.A1 ser relegada de la actividad política, dictó la cátedra de Derecho Constitucional en las Universidades Nacional, Libre y en el Colegio del Rosario. A raíz de los sucesos de septiembre de 1952, la casa de su padre en Bogotá fue incendiada, y él con toda su familia tuvo que exiliarse en México, donde vivió casi ocho años. Durante esta época escribió Introducción al estudio de la Constitución de Colombia(1942), La estirpe calvinista de nuestras instituciones (1946) y su novela Los elegidos, publicada en México por ediciones Guaranía en 1953, sobre el poder que ejerce una clase privilegiada en el gobierno de un país y las consecuencias de este dominio; la novela fue llevada al cine en una coproducción colombo-soviética.A su regreso a Colombia, en 1960, López Michelsen fundó el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), como expresión de rebeldía y con el propósito de resguardar al liberalismo de los riesgos que implicaba la instauración del bipartidismo en el poder. Ese mismo año, en su primera aparición como partido político, el MRL obtuvo 354.560 votos para la Cámara de Representantes, asambleas y concejos, y López salió elegido para la Cámara por Cundinamarca, para el período 1960-1962. En 1962, a pesar de que constitucionalmente le correspondía el turno a un dirigente conservador, López Michelsen se presentó como candidato a la Presidencia de la República para el cuatrienio que se iniciaba ese año, cuando resultó elegido Guillermo León Valencia. Este tipo de actitudes generó una aguda división en el liberalismo. En 1964, el MRL. fue dividido a las elecciones para corporaciones públicas. La llamada línea blanda fue encabezada por López, que obtuvo 381 847 votos; mientras que la línea dura, dirigida por Alvaro Uribe Rueda, obtuvo 21.219 votos. En 1968 el MRL dejó de existir por la "similitud de sus programas con los que pone en práctica el presidente Carlos Lleras". Subsistió, sin embargo, una fracción denominada MRL del Pueblo, que obtuvo 55 984 votos en las elecciones en las que Carlos Lleras Restrepo fue elegido. Después de efectuada la reunificación liberal, durante la administración de Lleras Restrepo, López Michelsen aceptó ser el primer gobernador del nuevo departamento del Cesar, entre 1967 y 1968; y después ministro de Relaciones Exteriores, entre 1968 y 1970, desde donde le correspondió la creación del Grupo Regional Andino y el estudio de las reformas a la constitución de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Su presencia en un gobierno del Frente Nacional fue muy significativa, ya que se había opuesto a la política de alternación del poder. En 1973 su nombre fue presentado a la Convención Liberal para ser considerado como posible candidato a la Presidencia de la República para el período 1974-1978.Después de una disputa con Carlos Lleras Restrepo, quien buscaba la reelección, López resultó elegido por la Convención como el candidato oficial. Frente al candidato conservador, Alvaro Gómez Hurtado, López fue elegido presidente de la República por 2 929 719 votos. En su discurso de posesión, el 7 de agosto de 1974, prometió al país "cerrar la brecha" entre la población campesina y urbana, trabajar por mejorar la situación del cincuenta por ciento más pobre de la población, y promover el cambio. Esta fue la tesis principal de su campaña electoral, que llamó el "Mandato claro".
Durante su administración, López Michelsen decretó la emergencia económica para corregir el déficit fiscal, estableciendo un control de gastos de los institutos descentralizados; eliminación de subsidios y reducción del Certificado de Abono Tributario (CAT). Realizó la reforma tributaria y fiscal; estableció el impuesto de ganancia ocasional; triplicó el ahorro nacional; la inversión pública aumentó en un 61% y se incrementaron las exportaciones. A pesar de las medidas encaminadas a detener la inflación, ésta alcanzó el índice más alto de la historia. Por otra parte, López fortaleció las condiciones internas de la economía campesina para retener a esta población en su medio, logrando un aumento del 16% en la producción agrícola. Otorgó 986 títulos y se firmaron 4700 contratos de asignación de tierras; y el crédito agropecuario ascendió a 21 mil millones de pesos. Creó el Instituto Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras (HIMAT), y el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA) recibió los distritos de riego. Se aumentó en un 200% el salario mínimo en el campo y en la ciudad; se otorgó personería jurídica a 1100 sindicatos; se aumentó en un 40% la capacidad de energía eléctrica; se cambió la figura de "concesión" por la de "asociación" para la exploración petrolera; se construyeron gasoductos y oleoductos por 69 millones de dólares; se estructuró un plan de generación de energía de 2800 millones de dólares; se realizaron planes de vivienda para 246 mil familias; se destinaron 15 412 millones de pesos a planes de salud y se abrieron 30 nuevos hospitales; se destinaron 58 mil millones de pesos para la educación; se creó un millón de cupos para los cuatro niveles educativos; se invirtieron 2706 millones de pesos en construcciones escolares; se destinaron 6643 millones de pesos para vías de comunicación y 1432 millones para mejorar los puertos marítimos: Además, hubo bonanza cafetera y se abrió la carrera militar para la mujer.En política internacional, López sostuvo reuniones con el ex presidente Carlos Andrés Pérez, de Venezuela; Omar Torrijos, de Panamá; y con los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter, de los Estados Unidos. En 1977 participó en una conferencia hemisférica de mandatarios con motivo de la firma del nuevo Tratado del Canal de Panamá.Recibió al presidente de México, José López Portillo; al de Jamaica, Michael Mandley; al secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger; y al rey Juan Carlos de España. Se firmaron tratados de delimitación de áreas marinas y submarinas con Ecuador, Panamá, Costa Rica, República Dominicana y Haití. También durante su mandato tuvo que afrontar delicados hechos como un paro nacional, el 17 de septiembre de 1977, efectuado con apoyo de todas las centrales obreras, que dejó un trágico saldo y obligó al gobierno a hacer uso del toque de queda y a acudir a la legislación del estado de sitio; y el paro médico del Seguro Social, que se prolongó durante 50 días. Críticos de su gobierno como Gerardo Molina opinaban: "La [administración] que se anunció como dispuesta a cerrar la brecha entre ricos y pobres y entre regiones prósperas y regiones miserables, ayuda a comprender el insondable desasosiego en que vivimos hoy [...] Ahí están, sobre todo, la inflación, el desempleo y los ataques a la moral pública, a los que no son ajenas personas allegadas a las esferas del alto gobierno, para acabar de establecer la situación de una comunidad que se debate inútilmente en busca de una salida que no se puede hallar a través de los parajes habituales".En 1982 aspiró nuevamente a la Presidencia de la República, luego de ser lanzado oficialmente en la Convención Liberal realizada en Medellín en septiembre de 1981, pero fue derrotado por el candidato del conservatismo Belisario Betancur. Desde entonces ha actuado como jefe del liberalismo. Como escritor y tratadista, agudo y observador, López Michelsen ha tocado temas históricos y políticos en libros como Cuestiones colombianas (ensayos, 1955); Los últimos días de López (1961), donde relata los días finales de su padre; El Estado fuerte, una introducción al estudio de la Constitución de Colombia (1966); La Real Audiencia y el Derecho Público en Colombia; La generación del Centenario; Por qué se perdió Panamá; Esbozos y atisbos (1980), donde hace las semblanzas de importantes personajes nacionales; Con mis propios ojos: críticas, crónicas, entrevistas y discursos 1953-1982 (1982); y El quehacer literario (1989), entre otros. Además, escribió en el semanario In Calle, y regularmente expresa sus opiniones en artículos publicados en diferentes periódicos de circulación nacional.

viernes, 2 de mayo de 2008